El enigma Verne

23.11.2024

Extracto de la novela (capítulo 1)

1A

Invierno de 1912. Afuera hacía frio.

Rio arriba, el aire había empujado las hojas de los árboles. Por las calles se habían formado montones y remolinos. La lluvia de la noche había embarrado las calles y las hojas quedaron allí atrapadas.

Unas dos mil almas poblaban a comienzos del siglo XX este pequeño municipio agrícola. La profunda crisis de la filoxera que se produjo durante los últimos años del siglo XIX empezaba a alejarse en el tiempo aunque sus devastadores efectos aún no habían terminado. Los campos de viñas eran ahora muy escasos y las gentes del campo, tras años de dificultades, empezaron a sustituirlas por olivos, almendros y algarrobos.

Como cada día, los más afortunados preparaban sus animales para dirigirse, al alba, a sus tierras. Sin embargo, la gran mayoría tenía que madrugar aún más para desplazarse a pie, y en plena noche, a las tierras que tendrían que trabajar hasta el ocaso.

Las casas se distribuían en dos zonas: la más poblada que se situaba en la zona alta del pueblo y la parte más baja donde solo había unas pocas de ellas.

Un camino llano comunicaba el pueblo con las masías y pueblos de los alrededores. Dividía esta zona en dos partes, y era aquí donde se hallaban las casas de las familias con más recursos económicos.

El terreno más cercano al rio era el más vulnerable y allí solo vivían quienes no disponían de los medios necesarios para construir sus viviendas al otro lado.

Eran las nueve de la mañana y casi todo el pueblo estaba ya trabajando en el campo. Las calles estaban ahora ocupadas por las mujeres más ancianas que desde hacía un buen rato se apresuraban a barrer y regar para que los excrementos de los animales no sirvieran de banquete a moscas y otros insectos.

De nuevo, Ramón había sido el primero en levantarse en su casa. No le gustaba que nadie le ganara a la hora de ocuparse de Sento, el asno. En realidad no era él el único responsable, pero su hermano mayor, de carácter menos inquieto, aprovechaba para dormir unos instantes más.

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